Nació en Chile, el 4 de octubre de 1917. Artista multifacética, compositora, cantante, pintora, bordadora, escultora y ceramista. Está considerada una de las folcloristas más importantes de América. Un ícono del arte popular, ese que respira cerca del dolor del Pueblo humilde. De familia sencilla y numerosa, madre campesina padre docente y músico. Mostró a temprana edad, vocación por el arte, a los 9 años empezó a tocar la guitarra y a los 12 escribió sus primeras canciones. Viajó por su país y al tomar contacto con campesinos y campesinas conoció y difundió el suelo natal de la música popular chilena. La premiaron por ese trabajo; viajó a Europa y se convirtió en la primera latinoamericana en exponer su arte en el Palacio del Louvre, en París. La muestra se tituló: Tapices de Violeta Parra. Expuso sus óleos, sus tapices de arpillera, sus esculturas con alambre. No obstante, en su Patria no conseguía reconocimiento y vivió siempre luchando contra vientos vulgares y burocráticos… Levantó una carpa de circo junto a familiares y amigos, entre ellos el gran Víctor Jara, para difundir el folklore de su Pueblo, pero la idea no prosperó y angustiada por tanto siempre que no llega nunca, se despidió de la vida para siempre el 5/2/1967 a los 49 años. “Yo no me suicido por amor. Lo hago por el orgullo que rebalsa a los mediocres”. A dos voces. Habían crecido juntas, la guitarra y Violeta Parra. Cuando una llamaba, la otra venía. La guitarra y ella se reían, lloraban, se preguntaban, se creían. La guitarra tenía un agujero en el pecho. Ella también. En el día de hoy, de 196|7, la guitarra llamó y Violeta no vino. Nunca más vino. (Del libro, “Los hijos de los días”. Eduardo Galeano.) «Al medio de la Alameda de las delicias, Chile limita al centro con la injusticia. Miren como sonríen los presidentes cuando le hacen promesas al inocente, miren como le ofrecen al sindicato este mundo y el otro los candidatos, miren como redoblan los juramentos, pero después del voto, doble tormento. Yo no tomo la guitarra por conseguir un aplauso, yo canto la diferencia que hay de lo cierto a lo falso, de lo contrario, no canto…»